Plinio el Viejo, en su Historia natural, da noticias de una peculiar manzana llamada Púnica por los antiguos romanos por crecer en los alrededores de la Cartago fenicia.
Mitológicamente su existencia se enlaza con la leyenda de Proserpina, la cual fue raptada por un enamorado Plutón, dios del Inframundo, que la llevó de inmediato a sus dominios infernales. La madre de Proserpina y diosa de la agricultura, Ceres, la echó entonces de menos, enfureció y detuvo el crecimiento de las plantas. Finalmente, y por mediación de Mercurio, Ceres y Plutón llegaron a un acuerdo en el que Ceres pasaría seis meses del año con su madre y otros seis con su captor, el mismo número de semillas de granada que Proserpina hubo de comer para recordar este trato. La vuelta de Proserpina del Mundo Subterráneo alegra todos los años a su madre Ceres, que adorna los campos con flores. Es por ello que la granada aparece asociada a una promesa del renacer cíclico muy extendida entre las culturas del Mediterráneo Antiguo, de hecho, se han encontrado granadas en tumbas egipcias y en sarcófagos fenicios y púnicos de hace 2500 años en Cádiz.
La primera fundación de esta cultura en la bahía tuvo lugar en el municipio del Puerto de Santa María, donde hace 33 años brotó nuestra Púnica Gallardo.
> Localización de los granados en el jardín.